miércoles, 14 de noviembre de 2012

Los Protocolos sabios de Sion

FALSEDAD O AUTENTICIDAD

¿Respecto a qué pueden ser fal*sos los Protocolos? Se podrá discu*tir su origen pero no los hechos que, como decía Pascal, son tozudos, in*discutibles por definición y no preci*san de demostración. Aunque un Tribunal o la Corte Superior de Justi*cia de la Humanidad, si la hubiere, declarase su falsedad, no podrían negar la autenticidad de la evidencia de los hechos, contra los que no se pueden oponer argumentos. Se han presentado como pruebas de su autenticidad, entre otras, las siguientes:
a) Las reacciones judías de hosti*lidad contra el documento o pre*suntas actas del Congreso Sionista de Basilea de 1898. Monseñor Jouin apuntaba que los judíos han emprendido contra los Protocolos una doble maniobra: suprimirlos o denunciarlos como falsos. Urbain Gohier recordaba el episodio protagonizado por Kerensky en 1917, mandando destruir "todos los ejemplares en Petrogrado y Mos*cú", mientras que Leslie Fry (pseu*dónimo de la señora Chichmarev) tenía que oponer contundentes ar*gumentos a la declaración de false*dad lanzada por las organizaciones judías.

b) Son abundantes las pruebas testimoniales de judíos que han ex*presado su convicción de que los Protocolos eran auténticos, como la del escritor judío austriaco Arthur Trebitch (9), o de Marcus Elie Ra*vage, así como también la manifes*tación del escritor de origen hebreo René Groos (10), o la de Jean Drault para quien los "Protocolos eran el Talmud adaptado alas cir*cunstancias actuales".

c) Otra prueba de su autenticidad ha sido esgrimida como el sello de fábrica, como decía Julius Evola en 1953, que continuaba viendo en los Protocolos una marca judía en el do*cumento, por lo que "se podría decir sin esfuerzo que, aunque los Proto*colos fueran falsos y sus autores agentes provocadores, en ellos se reflejan ideas típicas de la ley y el es*píritu de Israel" (11).

d) La fuerza mayor de su autentici*dad es la potencia profética o el va*lor predictivo del documento. La Historia como plan. La serie de he*chos sobrevenidos y previamente vaticinados no pueden ser fortuitos ni meras casualidades. Esta es la prueba inequívoca de que una mano oculta dirige. Por eso Evola conside*raba a los Protocolos en cuanto "va*lor del documento como hipótesis de trabajo, incuestionable" (12). O como apostillaba Fry, dado su carácter de evidencia, por lo que aun cuando no fueran auténticos, nadie podría negar su veracidad. La cuestión de la autenticidad, en este supuesto, pasa a segundo pla*no al confrontar los hechos. Con lo que está escrito en los Protocolos, y al verificar su concordancia, excluida la casualidad para admitir de plano la causalidad premeditada, por lo que la disyuntiva es: o su autor era un verdadero profeta o, si no lo era, los Protocolos son auténticos. Los hechos demuestran su verdad.

LOS PROTOCOLOS Y EL MISTERIO DE SU ORIGEN

LOS Protocolos vieron la luz por primera vez, publicados por entregas, bajo el epígrafe: "Programa judío de la conquista del mundo", en el diario de San Peters*burgo Znamia-El Estandarte que dirigía P. A. Krouchevan, inicián*dose la inserción el 26 de Agosto de 1903 y finalizando la serie de capítulos de la edición abreviada el 7 de Septiembre de aquel mismo año. Su texto se reprodujo más tar*de en 1905 en un pequeño folleto con el título de El origen de nues*tros males.

La aparición en un periódico local y, posteriormente, la recopilación en un folleto de escasa tirada en la ciu*dad de San Petersburgo, pasó prácticamente inadvertida. Mayor eco tuvo la inclusíón íntegra del do*cumento, tal como se nos ha dado a conocer, formando parte o integrando el capitulo XII del libro de Serge Alexandrovitch Nilus titulado “Lo grande en lo pequeño, el Anticristo como posibilidad política inminente. Escritos de un ortodoxo”, que ya habia sido publicado en su edición principe en 1901 –en la que aun no contenia su versión de los Protocolos, los cuales fueron agregados como capitulo independiente en la segunda edición de 1905, impresa en Tsarkoie Selo- una localidad que servia de residencia imperial a los Zares, cercana a San Petersburgo. Contenia las 24 sesiones o Actas atribuidas a los Sabios de Sion. Y asi, quedaria como parte integrante de su libro en las sucesivas reediciones de 1911, 1912 y 1917.

En Enero de 1906 y con el título Los enemigos del género humano, la imprenta de la Institución de Sordomudos de San Petersburgo reeditaba, con un prólogo explicatívo de Georges Vassilievitch Boutmi, un nuevo folleto con el texto de los Protocolos que fue distribuido por la organización Unión del Pueblo Ruso. Su contenido se dividía en XXVII sesiones. Era el mismo original de Znamia (El Estandarte) con pequeñas variantes de matiz. El manuscrito, de hojas amarillentas y un borrón de tinta en la cubierta, estaba en poder de Serge A. Nilus según el testimonio de Ale*xandre du Chayla (1) recogido en la revista La Tribune Juive en su *número 72, del 14 de Mayo de 1921. Chayla, oficial cosaco de origen francés, se habia entrevistado con Nilus en 1909 durante su retiro en el monasterio Optina Poustyne, donde se recluyó para estudiar la vida monástica de la Iglesia Rusa reincorporándose posteriormente a la vida de la milicia, en la que llegaria a formar parte del estado Mayor del Ejercito de los cosacos del Don hasta 1921, momento en el que, después de la evacuación de Crimea, pudo llegar a Lyon, via Constantinopla.

Nilus les fue presentado por el prior del monasterio, el archimandrita Xenophon, al que conocía por residir en las proximidades del recinto religioso. En 1909 tenia Nilus cuarenta y cinco años; era un hombre alto, fuerte, con barba canosa y ojos azules y penetrantes. Su familia era de origen escandinavo, de Suecia, que se habia instalado en Rusia en tiempos de Pedro I. Había estudiado la carrera de Leyes en Moscú y hablaba correctamente varios idiomas, entre ellos el francés, el ingles y el alemán. Conocía a fondo la literatura europea y era un lector empedernido de manuales de filosofía. Habia recorrido Europa como observador y viajero llegando hasta Biarritz. En 1900 ingreso como monje para entregarse a una vida mística y espiritual, llegando a ser confesor del emperador. Contrajo matrimonio con Helena Alexandrovna Ozerova –antigua dama de honor de la emperatriz Alejandra- hija del Presidente de la Corte de Justicia y antiguo embajador de Rusia en Grecia.

Desde 1907 vivía en la hospede*ría del Monasterio de Optina Poustyne con su esposa y su insti*tutriz Natalia Afanassievna Ko*marovsky. En 1918 se encontraba en Kiev y después de la caída de Hetman se marchó a vivir a Alema*nia, muriendo en Polonia en 1929. Nilus era un hombre espartano, austero, reflexivo, callado. Al con*sagrarse como religioso, peregrinó por los más importantes monaste*rios de Rusia para poder acceder a sus bibliotecas, donde incrementar su ya amplísima cultura; se alimen*taba exclusivamente de pan que él mismo bendecía. Nilus había confesado a Chayla, cuando le mostró el original, que el manuscrito no lo tenía consigo por temor a que le fuera sustraído por los judíos, por lo que confiaba su guarda y custodia al monje Daniel Bolotoff y, al morir éste, al herma*no Alexis. En su libro explica cómo el manuscrito le llegó por media*ción de un mariscal de la nobleza rusa llamado Nicolaevitch Souk*hotine, a quien se lo había entrega*do Justina Glinka -hija de un ge*neral ruso-, quien a su vez lo había adquirido por 2.500 francos a un ju*dío de la logia Mizraim. El mariscal Soukhotine había dado una copia a Stepanoff -procurador del sagrado sínodo de la Iglesia Ortodoxa de Moscú- y otra a Nilus, quien final*mente decidió incorporarla a la se*gunda edición de su obra, en 1905.

El texto ha sido atribuido al propio Teodoro Herzl -padre del sionis*mo-, aunque la opinión más exten*dida es que se debe a Asher Ginz*berg, también conocido como Achad-Ha-Am, prominente judío de Odessa al que sus contemporáneos denominaban como "rey de los judí*os", y que fue uno de los que induje*ron a Lord Balfourd en Noviembre de 1917 a prometerles formalmente la creación de un "hogar nacional" para los judíos en Palestina. Asher Ginzberg era natural de Kiev, donde nació en 1856. Judío cázaro, era hijo de un recaudador de impuestos. En Odessa organizó una sociedad secreta llamada B'nai Moshe -Los hijos de Moi*sés-. Existen testimonios que con*firman la existencia de los protoco*los en Odessa en idioma yiddish, como el del propio Bernstein. Las Actas que forman el cuerpo de los Protocolos fueron presenta*das por Ginzberg al congreso sio*nista celebrado en Basilea en 1898, al que acudieron, entre los importantes, Herzl y Max Nordau. Las Actas se consideraron como materia secreta, reservada y alta*mente confidencial. Pero a pesar de ello, fueron vendidas en 1905 al Jefe de Policía ruso en París, Ratchkovsky, por los rabinos From -que posteriormente sería asesinado, apareciendo su cadáver flotando en el río Danubio- y Asev, que moriría también asesinado en circunstancias nunca aclaradas. La Okhrana -policía rusa- pudo com*probar que el texto obtenido por mediación de Ratchkovsky -tam*bién eliminado de forma violenta- y que remitió inmediatamente a su jefe, el general Kourloff, coincidía exactamente con los Protocolos editados por Nilus, y que hacía ya tres años aparecieron reproduci*dos en el periódico El Estandarte de San Petersburgo.

En Londres se encuentra regis*trado en la biblioteca del British Museum un ejemplar ruso de Ser*ge Nilus con el número 3926 d 17, que lleva sello de entrada de 10 de Agosto de 1906. Se trata de un li*bro en octavo, de bella estampa, bien encuadernado en cuero ne*gro, con 417 páginas, de las que los protocolos ocupan las páginas 305 a 417. Es decir, 112 páginas de la obra cuyo título reza: Lo grande en lo pequeño o el Anticris*to como una posibilidad política in*mediata (notas de un ortodoxo. 2ª edición corregida y aumentada), Tsarkoie-Selo, 1905.


NOTAS:

1) Giovanni Preziosi fue director del periodico “Mezzogiorno” de Nápoles y Roma, asi como director de la Revista “La Viita Italiana” y autor de numerosísimos libros y ensayos.
2) L’Internazionale Hebraica: I Protocolli dei Savi Anziani di Sion. Roma 1938.
3) Presentación que hacía de los Pro*tocolos GottFried zur Beek (Ludwig Mü*Iler), primer editor de la obra en lengua alemana. El libro lo titulaba Los Secretos de Sión. Charlottenburg. Verlag auf Vor*posten. Diciembre de 1919
4) León de Poncins, Ediciones Bos*sard, 1932
5) Rene Guénon, Compte Rendu. Estudios tradicionales. Paris. Enero 1938.
6) Joaquín Bochaca Oriol, Los Proto*colos de los Sabios de Sión. Editorial So*lar. Bogotá (Colombia), 1990. Pág. 1
7) Protocolos: Actas de las Reuniones secretas de los Sabios de Israel. Edición La Vieille France, 1920. Introducción y epílogo de Urbain Gohier.
8) Investigaciones realizadas por W. Creutz en 1934 y por Beek, y Actas con*tradictorias del proceso de Berna (Suiza), de 1934 a 1937.
9) RISS nº 19, del 1 de Noviembre de 1938. Pags. 601-606.
10) René Gross. Le Nouveau Mercure. París, 1 de Mayo de 1922. Pags. 11-24.
11) Julius Evola, Los hombres en medio de las ruinas, 1953. Pag. 189 de la Edición de pardés, de 1984.
12) Julius Evola, op. Cit. Pag. 187.
13) Edicones FAX, Los protocolos de los Sabios de Sión. Traducción del duque de la Victoria. Séptima Edición. Madrid. Pag. 6.

Jose Luis Jerez Riesco

Monográfico de la revista “Mas Allá de la Ciencia” (¿Quién mueve los hilos del Mundo?)

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