Neoliberalismo económico: una doctrina satánica
“¿Qué es el neoliberalismo? El
neoliberalismo es cuando un lobo hambriento se acerca a un rebaño de
ovejas y le pide al pastor que se ponga a un lado, que no intervenga,
porque así se resuelven las cosas de manera mucho más eficiente” (Josué Ferrer).
Cada día estoy más convencido de que el llamado neoliberalismo es una
doctrina de corte satánico. Y cuando hablo de liberalismo no me refiero
a una política que favorece la iniciativa privada, la libertad
económica o el comercio. Todas esas cosas son muy buenas y deseables ya
que generan riqueza en una sociedad. Yo a lo que me refiero es a esa
ideología que predomina en nuestros días y que exige a los estados que
no intervengan o que miren a otro lado mientras los poderosos hacen y
deshacen a su antojo en nombre del mercado y sin que les pueda controlar
absolutamente nadie.
Todos sabemos que en una sociedad hay fuertes y hay débiles, hay
ricos y hay pobres, hay empresarios y hay trabajadores. Siempre ha sido
así y siempre lo será. Que se le exija al Estado que no intervenga, que
no proteja a la parte débil de los abusos de la fuerte, todo en pro de
un supuesta libertad mercantil, es tanto como si el lobo que ronda
hambriento a una oveja le pide al pastor que no intervenga cuando se
acerque a ella. Todos sabemos de sobra qué ocurrirá si el pastor incurre
en una dejación de funciones. Hasta hoy, nunca una oveja se comió un
lobo.
A los gurús del liberalismo no les basta con ser archimillonarios. A
ellos lo que les da morbo, lo que se la pone dura, es la idea de oprimir
al pobre. No les basta con tener un yate, una mansión o un helicóptero
privado. No. Ellos no van a parar hasta poder robarle al mendigo el
mendrugo de pan que tiene en la boca. ¿Cómo si no se explica que
multinacionales que podrían pagar buenos sueldos contraten a esclavos en
el Tercer Mundo? ¿O que haya supuestos cristianos que aboguen por la
privatización de la sanidad y la educación y el recorte de los derechos
sociales de la gente?
Las sectas luciferinas, ésas que hacen orgías a la luz de la luna,
son todas de la alta sociedad. No es de extrañar que sea este tipo de
gente la que haya empujado al mundo a una crisis económica sin
precedentes. La crisis ha sido motivada por valores satánicos como la
avaricia, la codicia, el egoísmo o la injusticia. Es la gente que habla
de “el mercado” con la misma veneración con la que los idólatras en
tiempo de Moisés adoraban al becerro de oro. Hasta las
iglesias se han visto contaminadas con la teología de la prosperidad.
Necios; no os podréis llevar un solo euro al otro mundo.
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